Israel se convierte en el primer país del mundo en cerrar sus fronteras por completo para los extranjeros, esto con la prevención de que se expanda la nueva variante conocida como ómicron.
Han confirmado un caso de momento, una mujer israelí que regresó de un viaje de Malawi, la semana pasada, y cuentan con doce casos sospechosos en espera de ser verificados, que también regresaban de África.
Naftali Bennett, primer ministro, tomó el poder el pasado mes de junio, pidió a la población: “paciencia y disciplina “, y agregó: “se revisa la situación de todos los días, para ajustar los pasos y restricciones “
Esta “estricta” medida, que estará en vigor durante dos semanas a la espera del desarrollo de la nueva variante, pretende “mantener Israel protegido del exterior y abierto a nivel interno”, resaltó el primer ministro.
