¿EL SECRETO DE LA ETERNA JUVENTUD? CIENTÍFICOS REJUVENECIERON 30 AÑOS LA PIEL DE UNA MUJER

Vivir más y mejor es un debate que lleva años en el centro de la ética biotecnológica. Cada vez más, las personas buscan estar sanas y alejarse de la muerte. La esperanza de vida es finita y el ser humano –o algunos– quieren encontrar la fuente de la eterna juventud, algo que puede sonar a ciencia ficción, pero que no lo es. Algunos multimillonarios, por ejemplo, llevan tiempo financiando negocios sobre rejuvenecimiento celular, la clave tras el que podría ser el siguiente paso de la humanidad: la inmortalidad.

Ahora, un nuevo hallazgo se une a este importantísimo debate. Un equipo del Instituto Babraham en Cambridge, Reino Unido, liderado por Wolf Reik, consiguió que una mujer de 53 años sea 30 años más joven, es decir, que consiga una edad de 23 años y publicaron sus resultados en la revista científica eLife.

Al menos lo han conseguido con las células de la piel, aunque el equipo cree que este descubrimiento podría extenderse a otro tejidos del cuerpo humano. “Hemos estado soñando con este tipo de cosas. Muchas enfermedades comunes empeoran con la edad y pensar en ayudar a las personas de esta manera es muy emocionante”, aseguró Reik en diálogo con la BBC.

En experimentos que simularon una herida en la piel, las células más viejas se expusieron a una mezcla de sustancias químicas que las “reprogramaron” para que se comportaran más como células jóvenes y eliminaron los cambios relacionados con la edad. Esto se logró anteriormente, pero el nuevo trabajo se completó en un período de tiempo mucho más corto (13 días en comparación con 50) e hizo que las células fueran aún más jóvenes.

El doctor Diljeet Gill, investigador del Instituto Babraham, dijo: “Nuestra comprensión del envejecimiento a nivel molecular ha progresado durante la última década, dando lugar a técnicas que permiten a los investigadores medir los cambios biológicos relacionados con la edad en las células humanas. Pudimos aplicar esto a nuestro experimento para determinar el alcance de la reprogramación que logró nuestro nuevo método. Nuestros resultados representan un gran paso adelante en nuestra comprensión de la reprogramación celular”.

El científico japonés Shinya Yamanaka, premio Nobel en 2012, creó un método de borrado y reprogramación centrado en cuatro genes clave conocidos como factores de Yamanaka, que pueden “rebobinar” las células adultas en células madre jóvenes que son capaces de formar casi cualquier tejido del cuerpo.
Este nuevo método del Instituto Babraham se basa en la técnica ganadora del premio Nobel que utilizan los científicos, que se inspira en cómo las células viejas de los padres se convierten en los tejidos jóvenes de un recién nacido, para producir células madre. Son una especie de “pizarra en blanco” biológica, sin los marcadores del envejecimiento.

La investigación de Babraham representa un paso adelante porque esta técnica no borra completamente la célula original. En cambio, el proceso de reprogramación se detiene parcialmente, lo que permite a los investigadores encontrar un equilibrio entre hacer que las células sean biológicamente más jóvenes y preservar su función celular especializada.

La clave de la investigación, según incidió Reik, no es que la gente alargue la duración de su vida, sino que viva el mayor tiempo posible con una salud aceptable. En cierta medida, sería algo así como mejorar la calidad de vida al máximo exponente durante la senectud. Para tal objetivo el equipo utilizó la misma técnica que se usó con la famosa oveja Dolly, mejorada en 2006 con el método IPS, desarrollado por Shinya Yamanaka, en aquel momento en la Universidad de Kioto en Japón.

“El objetivo a largo plazo es ampliar la duración de la salud humana, en lugar de la duración de la vida, para que las personas puedan envejecer de una manera más saludable”, añadió. En este sentido, a pesar de que el estudio está en sus primeras fases, las aplicaciones más tempranas podrían darse en tratamientos para personas mayores que hayan padecido quemaduras o cortes, ya que el experimento mostró signos prometedores de que las células rejuvenecidas serían mejores para curar heridas. Las células reprogramadas produjeron más proteínas de colágeno, que ayudan a curar heridas, en comparación con las células que no se sometieron al proceso de reprogramación.

Los investigadores también observaron que su método tuvo un efecto alentador en otros genes relacionados con enfermedades y síntomas relacionados con la edad. Estos incluyeron el gen APBA2, que está asociado con la enfermedad de Alzheimer, y el gen MAF, que tiene un papel en el desarrollo de cataratas.

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