En medio de un fuerte dispositivo de seguridad del Servicio Secreto y de la policía local, el mandatario ingresó a esta casa oficial donde pasará su estancia en los Estados Unidos.
En esta ocasión, López Obrador no llega con margen de maniobra, pues los temas a tratar en la reunión trilateral representan saldo en contra para su administración. López Obrador carece de argumentos sólidos para defender ante sus dos socios comerciales de Norteamérica la actuación de su gobierno en los tres temas centrales del encuentro: COVID-19, la reforma eléctrica en México, y la migración hacia el norte.
México es el cuarto país con mayor número de muertes por coronavirus, solamente por debajo de Estados Unidos, Brasil y la India. El gobierno mexicano reconoce un número menor de fallecimientos que los que dictan las cifras oficiales de INEGI, que ponen al país muy cerca del número de muertos por COVID-19 que reporta India. Además, México es el país en el que ha fallecido más personal médico a causa del coronavirus, y uno de los que más alta tasa de mortalidad registra, lo que significa que el manejo de la crisis sanitaria en el país no fue adecuado.
Finalmente, el gobierno de México se había negado a vacunar contra el coronavirus a menores de edad. La constante negativa expresada por López Obrador y por el subsecretario Hugo López-Gatell no fue bien vista en Estados Unidos, que apretó al gobierno mexicano y lo condicionó a extender su plan de vacunación más allá de la población adulta si pretende la liberación de las fronteras. La vacunación a menores de edad fue una exigencia del gobierno de Biden, que López Obrador acata si mayor respingo.
Por otra parte, el presidente López Obrador planteó una reforma eléctrica que va en contra de intereses de empresas estadounidenses y del propio T-MEC, con el argumento de que se busca fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad. Otra exigencia del gobierno de Biden ha sepultado la reforma planteada por López Obrador. Los legisladores afines al presidente de México intentan dar respiración artificial a una reforma que yace muerta.
Pero el tema en el que el gobierno de México tendrá que dar mayor explicación es el de la migración. Estadísticas recientes que dio a conocer la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés), resaltan que, a pesar de que las detenciones de migrantes en la frontera sur de Estados Unidos han disminuido en los últimos meses, el número de migrantes mexicanos detenidos se ha incrementado. De las 164 mil 303 detenciones realizadas en la frontera con México en octubre pasado, 65 mil 726 correspondieron a personas de origen mexicano, más que en septiembre cuando esta cifra fue de 59 mil 985, y que en agosto con 56 mil 937. Ello significa que cada vez más mexicanos están intentando cruzar a Estados Unidos, huyendo de la violencia en México o en busca de oportunidades que no tienen en su país.
Esta realidad tira por los suelos el discurso oficial de bienestar del gobierno mexicano, que tendrá que explicar a sus homólogos qué está ocurriendo en el país, y sobre todo ofrecer soluciones realistas.
