Inteligencia británicas acusan al espionaje ruso de robar secretos de la fórmula de Oxford/AstraZeneca para que Moscú desarrolle su propia vacuna contra el COVID, y que esos datos habrían sido usados para la elaboración de la Sputnik V, que fue la primera en ser aplicada en el mundo por fuera de ensayos clínicos.
The Sun y Daliy Mail, tabloides británicos, citaron a fuentes no identificadas de la inteligencia británica que un ruso logró filtrarse y conseguir información clasificada, a comparación de que los rusos son excelentes en el hackeo, aquí fue un robo físico de los documentos que en ese entonces, incipientes de investigaciones.
Sputnik V utiliza una tecnología de vector viral no replicativo, la misma que la fórmula de AstraZeneca: un virus latente (sin el gen responsable de su reproducción) para transportar el agente inmunitario. Otras tecnologías son de ARN mensajero, virus inactivado o subunidades proteicas.
Comentaron estar “más del 95 por ciento” seguros de que los hackers rusos patrocinados por el Estado estuvieron atacando a organismos del Reino Unido, Estados Unidos y Canadá durante el desarrollo de las vacunas.
Hasta el momento, Rusia ha desarrollado cuatro vacunas: Sputnik V, EpiVacCorona, CoviVac y Sputnik Light (dosis única). Sin embargo, por el momento ninguna ha sido autorizada por la Organización Mundial de la Salud.
