Deslealtades, indisciplinas y reacomodos. Los Chapitos han emprendido una reestructuración estratégica para contrarrestar los esfuerzos mexicanos de detenerlos y extraditarlos a Estados Unidos antes de que concluya el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Según un informe militar, tras la detención de Néstor Isidro Pérez Salas, conocido como El Nini y quien ocupaba el cargo de jefe de seguridad de Los Chapitos, Iván Archivaldo, Jesús Alfredo y Joaquín Guzmán han decidido confiar en una persona de su máxima confianza con vínculos en la vieja guardia del Cártel de Sinaloa.
Los hermanos de Culiacán habrían designado como nuevo responsable de seguridad a Óscar Noé Medina González, alias El Panu, vinculado a la familia Tapia del Triángulo Dorado. Esta familia posee experiencia en el tráfico de drogas para Joaquín El Chapo Guzmán y en la protección de Ismael El Mayo Zambada, el fundador del cártel del Pacífico que, a sus 75 años, aún no ha sido detenido.
El Panu cumple con los requisitos para la delicada tarea de mantener a Los Chapitos fuera del alcance de las Fuerzas Armadas: es joven, nacido en 1983, ágil, sanguinario y ejerce autoridad entre la tropa del cártel. Su familia goza de respeto entre los clanes criminales de Sinaloa, caracterizados por operar discretamente sin atraer la atención mediática a nivel nacional.
Además, Medina González posee otra cualidad que le ha valido el ascenso, una cualidad que también buscaba Jorge Humberto Figueroa, alias El 27: ha aprendido a ser discreto en épocas en las que Los Chapitos prefieren mantener un perfil bajo para evitar errores que los conduzcan a una celda al otro lado del Río Bravo.
«El Nini llevaba, aproximadamente, medio año desobedeciendo las instrucciones de sus superiores, quienes le instaban a ser más discreto para no ‘calentar la plaza’. Se exhibía por la capital sinaloense en vehículos de lujo y organizaba fiestas en el norte de Culiacán. Realizaba disparos al aire y se rodeaba de mujeres que podrían ser consideradas contras o ‘orejas'», relató uno de los autores del informe militar.
Peor aún, impulsado por la fama y la fortuna de uno de sus allegados, el cantante de corridos tumbados Peso Pluma, se imaginó a sí mismo desempeñando dos roles incompatibles: capo criminal e influencer. Dos roles que no se pueden servir simultáneamente.
En el informe elaborado por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se revela un dato que demuestra la ambición de Néstor Isidro Pérez Salas por destacar: el día de su detención, el miércoles 22 de noviembre.
El Nini habría relajado su estricto protocolo de seguridad, que incluía la presencia de policías de tránsito de Culiacán, debido a que estaba celebrando el lanzamiento de un corrido que contaba su historia criminal. Pagó al grupo Los Tucanes de Tijuana, que han sido vinculados al crimen organizado según el exsecretario de Seguridad Pública de Tijuana, Julián Leyzaola.
«El Nini solicitó su propio corrido cuando se enteró de que su compadre El Flaquito encargó un corrido a Los Tucanes de Tijuana. Fue muy insistente en que Los Tucanes hicieran el corrido, quería revisar la letra, escuchar la melodía y controlar todos los aspectos. Tenía un fuerte deseo de volverse famoso, pero así no funciona el negocio»
Néstor Isidro Pérez Salas compartió un destino similar al de otro jefe de pistoleros que ignoró las recomendaciones de moderación de los altos mandos del Cártel de Sinaloa: José Rodrigo Aréchiga Gamboa, conocido como El Chino Ántrax. El Chino Ántrax fue traicionado por «amigos» cansados de sus ostentaciones de nuevo rico. Fue arrestado en 2013 por la policía de Países Bajos en Ámsterdam, a pesar de usar un nombre falso. Se inició un proceso de extradición que lo llevó a Estados Unidos, donde escapó mientras estaba bajo arresto domiciliario. Sin embargo, en mayo de 2020, cuando fue ubicado en México, fue asesinado junto con su hermana.
