El papa Francisco critica la maternidad subrogada como «deplorable» y llama a la prohibición universal en su discurso anual ante el cuerpo diplomático. Considera esta práctica como una «comercialización» del cuerpo humano que atenta contra la dignidad de la mujer y el niño, al tiempo que explota la situación de necesidad material de la madre.
La Iglesia católica se opone a la gestación subrogada, también conocida como «vientre de alquiler». El papa Francisco la califica de «práctica inhumana» y aboga por su prohibición universal, destacando que un hijo no debe ser objeto de un contrato. La gestación subrogada comercial se permite en algunos estados de EE. UU., mientras que pocos países la autorizan, generalmente bajo condiciones altruistas, sin compensación financiera. Francisco hace un llamado a preservar la vida humana y critica la persistente difusión de una «cultura de la muerte» en Occidente.
