Six Flags México ha desatado una tormenta en redes sociales al anunciar su plan para construir una nueva atracción al sur de la CDMX, el cual requiere la tala de más de 150 árboles. Esta propuesta ha generado indignación y protestas enérgicas por parte de activistas ambientales y ciudadanos preocupados por el futuro ecológico de la ciudad.
La alcaldía de Tlalpan ha señalado que Six Flags no se acercó en ningún momento para solicitar opinión sobre el proyecto, a pesar de que el parque de diversiones se encuentra en su territorio. Esta omisión ha agudizado las críticas hacia la empresa, cuestionando su compromiso con el diálogo y la participación ciudadana en decisiones que afectan directamente al entorno local.
La controversia ha alcanzado su punto máximo con acusaciones de que la empresa privilegia el lucro sobre la conservación ambiental, ignorando las necesidades de las generaciones futuras. La comunidad exige que se reconsideren las decisiones que puedan afectar irreversiblemente el entorno natural y el bienestar de quienes habitan cerca del parque.
Mientras tanto, voces críticas señalan que este tipo de proyectos reflejan un desdén por la biodiversidad y la calidad de vida de los habitantes, cuestionando si el progreso económico justifica sacrificios tan significativos para el medio ambiente.
El debate está abierto y la presión continúa aumentando sobre Six Flags México para que revele un plan alternativo que respete y proteja los recursos naturales de la región.
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