Rusia advirtió ayer que el riesgo de una Tercera Guerra Mundial, esta vez nuclear, es “grave y es real”, mientras atacaba instalaciones ferroviarias y depósitos de combustible en Ucrania, en un intento por frustrar el envío de suministros a las fuerzas de ese país.
Serguei Lavrov, el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, dijo en una entrevista con el programa Big Game en el Channel One británico que el peligro de una guerra nuclear es “grave, es real, no debe subestimarse”, a pesar de que, asegura que Moscú la considera “inadmisible”.
Recordó que en enero los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) se pronunciaron sobre la inadmisibilidad de una guerra nuclear.
“Esta es nuestra posición de principios, y por supuesto no me gustaría ver estos riesgos inflados artificialmente ahora, cuando los riesgos son bastante significativos”, dijo. Advirtió que si la OTAN “entra en guerra con Rusia a través de un representante y arma a este representante”, entonces, como ocurre en el amor y en la guerra, “todo se valdrá”.
El Kremlin ordenó ataques con aviones y misiles a puntos muy lejanos de la línea del frente. Dañando a cinco estaciones ferroviarias en el centro y el oeste de Ucrania. También destruyó una refinería en Kremenchuk y depósitos de combustible en la zona.
Este martes, el secretario general de la ONU, António Guterres, se reunirá con el presidente ruso y luego lo hará con Zelensky.
Previo a esos encuentros, Guterres habló ayer con el presidente turco Tecep Tayyip Erdogam, con quien coincidió en la necesidad de un inmediato alto el fuego en Ucrania.
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