La Maestra Esperanza Alonso Castañón, profesora de la Facultad de Psicología de la UASLP, expresó que una vez que finalizaron los festejos de navidad y año nuevo, la mayoría de la gente se replantea nuevos compromisos y metas para el año que está iniciando, por lo que el primer paso que se debe de dar es plantear objetivos realistas a las condiciones y realidades de cada persona.
Dijo que es común establecer propósitos de año nuevo complicados e inalcanzables porque se eligen a partir de situaciones estereotipadas lejanas a la realidad. “Uno de los tips básicos que puedo decirles es poner atención en qué contexto estás, cuál es tu realidad. Qué cosas están en tus manos y qué cosas dependen de muchas otras personas o circunstancias.”
La psicologa Esperanza Alonso sugiere analizar los objetivos de nuevo año a partir de la siguiente pregunta: ¿Qué realmente quiero lograr en esta condición de mi vida?, Porque, señala que cada uno tiene una realidad muy particular y sobre eso puede ser que tal o cual objetivo sea factible o no. Explicó que generar expectativas extremadamente fantasiosas es el gran punto de quiebre y lo que lleva a fracasar. Entre los objetivos más comunes están bajar de peso, ir al gimnasio o leer libros.
Por otra parte, comentó respecto a cómo inculcar los propósitos de año nuevo en los niños; sugiere que esto sea sin la presión del propósito de año nuevo como tal, y en cambio sí con un enfoque de apoyo, es decir con las preguntas: “¿Qué quieres hacer? ¿Cómo quieres vivir este día?, Con propósitos sencillos del diario. Sobre todo, si son muy pequeños, ya que la cuestión del tiempo es muy diferente a la de los adultos.” Señaló que a los niños hay que plantearles objetivos más sencillos y ayudarles a organizar sus tiempos de una forma favorable.
Finalmente, la psicóloga Esperanza Alonso mencionó que antes de cambiar de propósito es importante cuestionar qué es lo que realmente incomoda a la persona y le produce alguna molestia, saber si realmente es el propósito o si hay algo alrededor del propósito que no se ha considerado.
Cambiar de hábitos, actividades e incluso de sabores, puede ser molesto al principio. Hay que recordar que nada es permanente y todo cambia, finalizó.
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