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RAFAEL NADAL IMPARABLE EN EL ABIERTO MEXICANO DE TENIS, EN ACAPULCO

Rafa Nadal está siendo el tenista de 2022. Sí, el ruso Daniil Medvedev ha desbancado a Novak Djokovic del número uno mundial, pero es el español quien está dominando la temporada presente: pleno al 15 de victorias y tres títulos, que incluyen su 21º Grand Slam tras dominar el Open de Australia y el más reciente, el ATP 500 de Acapulco.

Tras dominar por 6-4 y 6-4 al británico Cameron Norrie en la final del Abierto Mexicano de Tenis, Rafa Nadal fue preguntado en rueda de prensa por cómo era capaz de volver después de una y otra lesión y cómo era que nunca había roto una raqueta en pista, cómo gestionaba el éxito con los valores que intenta reflejar y difundir. dentro y fuera de la pista.

«Ejemplar no es nadie, todos cometemos errores. Lo importante es que no sean muy graves y sobre todo no repetirlos. A mí me gusta lo que hago. Lo primero es valorar muchísimo la suerte que tenemos los tenistas profesionales.

Me considero un super afortunado de la vida, he conseguido hacer de uno de mis hobbies cuando era niño una parte importante de mi vida y de mi trabajo, aunque nunca lo consideré como tal. Encima he tenido mucho éxito.

Sería muy desagradecido tener una actitud más negativa de la cuenta o romper raquetas. Hay mucha gente en el mundo que realmente lo pasa mal para ver que gente a la que la vida le sonríe está enfadada y no está valorando su suerte.

Supongo que recibí este tipo de educación en cada cuando era pequeño. Son valores potentes que se quedan para el resto de tu vida.

Es una premisa que he tenido presente. Siempre he tenido bastante autocontrol y no he sido una persona que se haya creído muy especial cuando las cosas han ido muy bien, ni tampoco muy desgraciada cuando van mal. Intento mantener un estado emocional más o menos intermedio, ni muy bien ni muy mal. Tranquilo y ver las cosas de una forma más relajada. A partir de ahí esforzarme día a día para intentar alargar esto el máximo tiempo posible.

Y, sobre todo, dure lo que dure, intentar disfrutarlo al máximo».
Nadal expuso en unos minutos una filosofía de vida bien asentada. A sus 35 años recuerda como básica la educación recibida de niño. «Unos valores potentes», significó.

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