Ximena Lares.- Este domingo, la escalada del conflicto entre Israel y Hezbolá alcanzó un nuevo nivel tras una serie de bombardeos por parte del ejército israelí en territorio libanés. Los ataques, dirigidos contra posiciones del grupo islamista Hezbolá, han dejado un saldo de más de 100 muertos, según informaron fuentes locales.
Este bombardeo ocurre apenas dos días después de la muerte del líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, quien fue asesinado junto con varios miembros de su organización en una operación militar israelí. La muerte de Nasralá ha provocado un fuerte repunte en la violencia en la región, generando temores de una nueva ola de enfrentamientos. La ofensiva se centró en zonas estratégicas del sur de Líbano, donde Hezbolá tiene una presencia significativa. Las fuerzas armadas israelíes han justificado el ataque como parte de su campaña para neutralizar a los líderes de la organización islamista, que consideran una amenaza directa para su seguridad nacional.
El ataque ha provocado reacciones inmediatas a nivel internacional. Naciones Unidas y varios gobiernos han expresado su preocupación por el incremento de la violencia en la región, pidiendo un alto al fuego inmediato para evitar una mayor pérdida de vidas humanas. Sin embargo, la situación sigue siendo inestable, con ambas partes preparándose para una posible intensificación del conflicto. Se teme que los ataques y represalias continúen en los próximos días, ya que la muerte de Nasralá podría desencadenar una respuesta masiva de Hezbolá. Las tensiones entre Israel y el grupo libanés han sido una constante en la región, pero este nuevo episodio marca uno de los momentos más críticos en los últimos años.
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